Las necesidades
nutricionales de cada perro son distintas en función de la edad, la raza, la
cantidad de ejercicio....
No existe por tanto
una fórmula que nos diga cuál es el tipo y cantidad de comida que necesita
nuestro perro. Antiguamente se consideraba al perro como poco más que el “cubo de la basura” de la cocina. Es cierto que un perro se come todo (o casi todo) lo que le den sus amos, pero una alimentación a base de sobras no es exactamente lo mejor que se le puede dar.
Lo que vamos a hacer es listar una serie de detalles a tener en cuenta, y algunos consejos útiles.
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Dale siempre de comer a la misma hora. Un perro sano funciona como un reloj
y te ayudará a controlar el cuándo realiza sus necesidades. De esta forma
puedes organizar el día (comidas y paseos) con más facilidad.
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No le dejes nunca el plato lleno a rebosar para que coma cuanto el quiera,
porque un perro gordo ya no adelgaza jamás, y le acortas la vida. Además,
siempre es bueno que se quede con “un poquito” de hambre (tendrás un perro más
alerta y despierto) pero sin que esté famélico (porque se largará con el
primero que le dé algo de comer).
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La ración diaria, es conveniente repartírsela en tres o cuatro comidas (a
los cachorros) y en dos (a los adultos). Es normal que en el caso de los adultos
se les dé una sola comida diaria, pero existen pocas ventajas y bastantes
inconvenientes. Con una sola comida, de una a la siguiente pasan 24 horas en
las que el animal no prueba bocado, y después de comer tiene el estómago lleno
hasta los topes, con lo que aumenta el riesgo de torsión gástrica y gases,
sobre todo si es un perro grande.
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Jamás se le debe dar comida mientras estamos comiendo, menos aún si es un
cachorrito. Hacerlo, causa dos problemas: 1) siempre estará pidiendo cada vez
que te sientes a comer, 2) es muy probable que rechace su comida; si comer de
tu plato le gusta, dirá en adelante “la perrarina, te la comes tú”.
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A la hora de elegir entre una dieta seca (perrarina) o húmeda (latas) es
más aconsejable la primera, ya que ayuda a mantener una dentadura sana y libre
de sarro, y suelen tener una composición más equilibrada. Si el perro se cansa
de la perrarina, una posible solución es mezclarlo con un poco de comida
enlatada (dieta semi-humeda) o cambiar de marca.
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Siempre cierra o guarda la perrarina en envases, donde esta no pierda su
fuerte aroma; mantener la comida cerrada ayudará a que mantenga el olor que
tanto le gusta a tu mascota.
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El recipiente donde coloques la comida debe estar limpio y no es
conveniente que el alimento permanezca en su plato por más de 30 minutos. Si no
comió toda su comida retírasela.
Lo Que no debemos hacer:
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No darle las sobras o restos de comida, la comida humana suele contener más
cantidad de grasa y los condimentos pueden causar severas molestias.
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No darle huesos de pollo, lechón, cordero o conejo, son huesos pequeños y
que se pueden astillar, provocando daño en la garganta y en el estómago, y
hasta causarle la muerte si son perforaciones muy importantes. Si puedes, dale
huesos redondos de vaca, que les sirven de juguetes y le limpian y fortalecen
los dientes.
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No debe dársele comida fuera de horario, o siempre estará pidiendo.
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No dejes los envases de comida de tu mascota abiertos y en el piso, pueden
entrar insectos o ratas y causarle enfermedades.